Las Crónicas Malkianas, las Recopilaciones Malkianas y los Escritos Malkianos están aquí como expresión de la necesaria libertad de opinar, decir y pensar. Y si no es de agrado de uno o mas lectores no tiene mayor significación. Escribo porque deseo escribir y no para quedar bien con más de uno, excepto conmigo mismo. Y todo comentario es bienvenido, se aprende de lo bueno y lo malo. Bienvenidos a mi Rincòn.
domingo, febrero 14, 2010
CRONICA DE UN VIAJE MALKIANO... I Parte
AL ENCUENTRO DE MI GORRIONCILLA
Dejé atrás el calor de los brazos de mi amada compañera. el amor de mis amigas y amigos. La seguridad de un hogar donde la alegre presencia de mi hija y mi nieto llenaban los días cotidianos de mi rutina.
La historia nómade de mis antepasados gitanos, la fuerza de sentirme parte de un planeta que me llama siempre a descubrirlo, la necesidad de buscar las partes de mi corazón que están repartidos por esta tierra fueron razones difíciles de controlar. Decidí partir, casi a ciegas, como un suicida al borde de un abismo que ofrece no una caída sino un ascenso.
Hace muchos, muchos años, escribí un poema a mis hijas donde las llamaba “Mis tres pequeños gorriones”, y fue así como crecieron con sus alas propias y el permanente incentivo al vuelo libre y sin otro fin mas que la búsqueda de su propia felicidad. Y han pasado ya muchos tiempos, muchos ciclos de vida con amarguras y dulzores, y esas pequeñas gorriones aprendieron a volar dejando el nido y armar sus propias historias.
Y fue el vuelo de una de ellas el que ha despertado mis alas, mi necesidad de encontrarla y mi genética herencia de transhumante. Así fue como armé mi equipaje de títeres, ropas y ansias acumuladas. El amor incondicional de mi amada compañera, los buenos augurios de mis amadas amigas y mis amados amigos, y la certeza de que el camino iría dando espacios y razones para no arrepentirse hizo que no dudara en dar el paso hacia este abismo.
Ya ha pasado un mes desde mi partida. He cruzado Argentina, descubriendo ciudades y pueblos hermosos y por sobretodo he ido conociendo gente de corazón gigante, de esperanza en futuros mejores y con claridad para entender mi viaje, mis ansias y mis pasiones.
En Bahia Blanca, Argentina, Roberto me abrió las puertas de su casa y descubrí una familia hermosa. Sandra, una mujer autosuficiente y decidida, que sostiene un proyecto de vida con amor y tenacidad. Su pequeña hija, con la gracia y belleza de una gran bailarina de ballet. Facundo, su hijo, lleno de esa mágica juventud: coherente, curiosa, cuestionadora, impulsiva, transparente y apasionada. Antonella, su pareja, igualmente bella y transparente. Llenos de entusiasmos y cretividad, viviendo en estos tiempos de incertidumbre y egoísmo social, son una razón para seguir creyendo que Otro Mundo es Posible, ellos deben heredar esta tierra y rehacer el mundo tan deshecho por los egoísmos y errores de generaciones oscuras. Y Roberto, que ha levantado una bella casa con sus manos y que tiene el corazón tan grande como su hogar. Fue difícil dejarlos, el cariño por ellos surgió rápido y desinteresado, honesto y creo que eso hace que sea eterno.
Pasé por Buenos Aires unos días, no me llama la atención ciudades tan grandes donde se ven más edificios que personas. Donde la humanidad se mueve en grandes números, cómo estar en un océano y encontrarse con cardúmenes de peces moviéndose al unísono hacia las redes de un pesquero gigante. Salí de allí rápidamente. Tomé el tren Gran Capitán hacia la localidad de Posadas, en la provincia de Misiones. Que maravilloso viaje, 36 horas pasando por paisajes alucinantes, puentes altísimos sobre anchos ríos, y compartiendo entre vagones con todo tipo de viajantes. Tomando mate con familias de 8 o más personas, todos viajando juntos y felices.
Posadas fue la ciudad donde mis muñecos hicieron de las suyas. En la bellísima Plaza 9 de Julio cosecharon aplausos y cariños de muchísima gente. Allí supe que este viaje no estaba mal pensado. Sólo el excesivo calor rompía un poco la alegría de estar allí.
En Posadas encontré a Javiera y Stefi, dos amigas chilenas que se aventuraban también en recorrer estas tierras. Con ellas armamos un grupo de viaje, y salimos de Posadas. en el trayecto se nos unió Pablo, un argentino bonaerense, que entusiasmado con los títeres y la aventura decidió seguir viaje con nosotros. Vaya tropilla que armamos. Las chicas con sus dramas de pareja que a veces ponían los nervios en crisis, yo con mi recargado equipaje de muñecos y demases, y Pablo que gustaba de acumular bolsas plásticas con botellas. Pero la amistad nos mantuvo alegres. Conocimos las ruinas jesuitas de San Ignacio, y allí también encontramos gente hermosa. La familia de Eloisa, su hijo Federico y su bella hija Maru, y Fátima, una doctora bellísima que por poco hace que nos enfermemos pablo y yo, pero cuando dijo que era Ginecóloga supimos que no había chance de que nos atendiera. Y siguiendo sus consejos nos fuimos al Salto del Tabaí.
Llegamos de noche, armamos las carpas y bajamos a ver las cascadas. Había luna llena, el agua estaba brillante, y la noche invitó a sacar el primitivo humano en cada uno. Protegidos por la oscura selva y el ruido del agua, nos bañamos libremente bajo las cascadas. El golpe del agua sobre el cuerpo es un masaje vitalizante y recarga el espíritu con la fuerza de nuestra tierra. Allí dejé que la naturaleza limpiara y reconfortara mi cuerpo y mi alma.
El viaje continuó, llegamos a Puerto Iguazú, la triple frontera. Aquí el grupo se desarmó para que cada cual siguiera sus propios caminos. Las chicas siguieron hacia Rio de Janeiro, Pablo volvió a Buenos Aires y yo me quedé en Iguazú para conocer el Paracultural de la Selva.
Misiones, la provincia argentina a la que pertenece Iguazú, es una región con poderes especiales. Atrapa y seduce y no suelta fácilmente. Si te vas hace que no sea fácil y te hace desear volver. Pensaba estar dos días y me quedé una semana. El Paracultural es un lugar especial, como una isla dentro de una gran ciudad consumista, allí está Bibi sosteniendo ese espacio maravilloso. conocí a los Jaguá Pirú, una compañía binacional de teatro de muñecos de la localidad de Eldorado que tienen una muy buena propuesta escénica con técnica de manipulación directa, ojalá puedan ir a Temuco, allá necesitamos ver trabajos así.
Puerto Iguazú tenía muchas sorpresas guardadas. Más allá de ser una ciudad muy bella, encontré gente mas bella aún. Bibi Feldman con su solidaridad y un cariño gigantesco, con sus momentos “neutros” que hicieron que César, un amigazo del paraguay, y yo tuviésemos laaaargos ratos de risa. El mismo César, que rompió los esquemas del macho paraguayo común que vive sentado junto al ventilador y su tereré, y limpió la sala del Paracultural, lavó loza entre otras cosas. Y por sobretodo me acompañó en las bromas y travesuras titiritescas. Bibi además nos hizo conocer a Anita, una amiga a todo dar, abierta a la risa y al cariño, y nos regaló una exquisita cena en su casa, la última noche que pasé en Argentina.
También fue difícil dejar este lugar. Ya había tomado la decisión de hacerlo, y Misiones nuevamente intentó retenerme enviando una tormenta minutos antes de salir del Paracultural. Pero no, no podía quedarme. Y crucé la frontera.
Mi llegada a Brasil fue accidentada, por la lluvia y la incertidumbre de no saber donde estaba. Pero no iba a retroceder. Estuve a punto de hacerlo cuando las cosas no me estaban resultando. El mal tiempo, la imposibilidad de trabajar en calle y los gastos de hospedaje y alimentación me hicieron caer en una pequeña crisis de pánico. Acudí a la Fundación Cultural de Foz de Iguazú y allí me brindaron apoyo para esos días con un alojamiento y el contacto para presentarme en una plaza muy concurrida.
Desafortunadamente no pude hacer función. Brasil está en vísperas de carnavales y todo gira en torno a ensayos de las comparsas y escuelas de samba. Decidí arriesgarme nuevamente, no retroceder y avanzar a la siguiente ciudad que me permitieran mis últimos reales (moneda brasileña). Así llegué a Cascavel.
Y aquí estoy. El primer día fue nefasto, me presenté en un sector muy concurrido, hice algunas amistades y algunos reales, y de pronto llega la lluvia. Todo rápidamente guardado y la gente se fue para no volver. Esa primera noche fue difícil, no podía gastar en hotel porque significaba quedar en cero. Recorrí un poco la ciudad y encontré un lugar donde instalar mi carpa y acampar sin costo alguno. Dejé para ell día siguiente la tarea de decidir qué hacer. Y todo cambió.
Por la mañana, muy temprano (6:00) me levanté, armé mis cosas y salí a buscar donde tomar un café. Encontré un servicentro de 24 hrs., y con la sorpresa que tiene WiFi. Revisé mis correos, revisé el mapa de Brasil para ver cuánto me separa aun de mi gorrioncilla. Y cómo había pronóstico de tormenta decidí buscar una escuela donde ofrecer una función. En el mismo servicentro me dieron el dato de una Escola cercana, incluso el nombre de la directora (Marlene). Era viernes, vísperas de carnaval, no esperaba mucho, pero el intento no lo podía dejar. Fui a la escuela.
Ese día me presenté con mi carpeta y mis muñecos. Y rápidamente logré una función para esa misma tarde, era último día de clases previos al carnaval y llegué justo para amenizar la fiesta de despedida. Bien dije yo, algo de dinero que me permitirá avanzar un poco más. Y fue un éxito la presentación, a pesar de mi portugués básico. Y la Directora me pide hacer presentaciones en otras escuelas que tiene a su cargo, claro que después de carnaval. Le digo que no puedo quedarme tantos días en Cascavel gastando en alojamiento hasta el miércoles siguiente. Que debo seguir viaje.
Entonces ella insiste, me dice que es época de fiesta en todo Brasil, y vaya donde vaya no podré hacer mucho, y finalmente agrega “ voçe posse ficar a escola” (te puedes quedar en la escuela). Y cambié mis planes.
Y aquí estoy. alojando en la escuela, que por estos días está cerrada. En una habitación comodísima, cerca del centro de la ciudad, totalmente independiente. a la espera de la próxima semana para presentar las funciones en los lugares que me pidió la Directora. Eso hace que tenga la posibilidad cierta de llegar mucho más rápido donde está mi gorrioncilla Aliosha.
Ahora es tiempo de Carnaval, para mí es tiempo de descansar, reparar muñecos, y esperar a que todo siga el ritmo que debe tener.
Este viaje me ha enfrentado a mis miedos, ha puesto a prueba mis capacidades y resistencias, y me ha regalado experiencias únicas y la sensación de que al menos una vez en la vida hay que seguir a ciegas el camino que señala el corazón.
(continuará)
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1 comentario:
Jaja pero si estás como Colón en sus viajes:)
jaja nos alegramos mucho Larry de que todo esté saliendo muy bien:)
no te hagas drama si a veces aparecen trabas, porque pronto se rompen, a parte como dice la canción "se hace camino al andar" asique dale para delante !
te queremos mucho Facu y anto
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