De Tiburones y Sardinas
Corre el año 2007, de la Era de Acuario, por lo que abundan las cabezas de pescado, los jurel tipo salmón, los pulpos y las ballenas que se creen sirenas. Aunque no todo es un mar de desesperanzas, también se puede ver de vez en cuando, y de cuando en vez, algún delfín desorientado, un caballito de mar sin jinete, hasta alguna que otra juguetona y distraída langosta, colorina y curiosa, entre barcos viejos que aun sueñan con navegar.
Los más abundantes son los tiburones y las sardinas. Los escualos depredadores han logrado hacer del mar su reino absoluto, y las sardinas, en grandes cardúmenes, son alimento y servidumbre a la vez. Incluso una gordita y bonachona sardina, por mayoría de votos, aparece como la Primera Pez de la Mar, eso tiene a las otras convencidas de que ellas mandan, sin embargo esta sardina renegada es más tiburón que aquellos que con su aleta filosa se pasean por palacio. Aunque peces son casi todos, a muchos les faltan agallas para decir lo indecible, de ese modo este mar que tranquilo nos traga sigue tan oscuro y maloliente como cuando lo regía el viejo Pulpo Verde y sus hordas de anguilas eléctricas y barracudas de cuatro estrellas.
Así se vive en este mar pequeño, que por razones geográficas está unido a otros mares vecinos, algunos también con sus tiburones y sus sardinas, aunque mucho menos oscuro y con el agua cada vez más transparente, de hecho es más fácil ver allí especies marinas que en este mar nuestro ya están extintas.
Eso sí, cabe señalar que quien en realidad lleva la batuta sobre casi todos estos mares y laguitos es el Sapo Tonto del Norte, un anfibio retrasado y disléxico que se hizo dueño de las aguas de una manera extraña y poco clara, sin embargo tiene a su favor que es hijo de otro Sapo que en algún tiempo ostentó cargo similar, con sus diferencias pero siempre a la manera de los Pantanos Unidos, que es donde viven y desde donde gobiernan las aguas.
Pero algo está ocurriendo en las profundas y tibias aguas de los trópicos centrales. Ciertas especies de sardinas, muy calladamente, están tomando control de sus arrecifes y empujando a los tiburones fuera de sus aguas, a veces con el conocido sacrificio de ver devorados a muchos de sus hermanos y hermanas. Tienen el ejemplo que les llega de la Atlántida, una Isla donde el mar es distinto, donde los peces no tienen miedo de los tiburones, donde cada especie se relaciona con las otras en igualdad nunca en superioridad. Y vaya que les cuesta vivir en Atlántida, ya que el Sapo Tonto del Norte tiene una muralla de algas venenosas rodeando la Isla y es muy difícil llegar a ella y siempre hay tiburones tentando a los peces atlantes con hermosos y coloridos artificios para atraerlos a sus fauces. Así y todo esta Isla sigue dando señales de que es posible Otro Mar.
Así entonces se abre otra puerta en el lecho marino, y surge un Pez Gordo y Moreno, un nacido en esa profundidad, y les da aguas nuevas a su mar, levanta sus aletas y se le ven las agallas, rojas y grandes, entonces tiembla el Sapo Tonto del Norte, que por este tiempo anda encaprichado con unos mares de Oriente medio, y corre la voz por los mares del sur, las sardinas se organizan, se suman anchoas y camarones, anchovetas y surubíes, toninas y delfines... y ya nada los detiene. El mar comenzó a hervir con la agitación, los tiburones se juntan y planifican estrategias para terminar con estas nuevas aguas. El Sapo Tonto del Norte sale de gira y soborna a los dirigentes de los mares, pero no puede hacerlo con los peces que allí viven y siempre lo reciben con grandes algas multicolores que tienen pintadas, con tinta de pulpos caribeños, ¡Fuera Sapo! ¡Sapo Go Home!...
La Era de Acuario será realmente una época de aguas muy movidas, necesaria y trascendental. No les voy a contar que pasa al final, porque no lo sé y aun se está escribiendo. Además todavía quedan tiburones escondidos en las rocas, aun hay sardinas que se creen mejores que otras y venden a sus hermanos. En fin, lo que sí les puedo decir es que el mar se ve distinto, no el nuestro que sigue siendo el más oscuro y turbulento de todos los del Sur, sino aquel mar que viene acercándose. Ojalá que cuando pase por nuestro lado podamos sumarnos a sus aguas y crear este gran océano que soñamos. Ojalá.
Yo sé que tiburones habrán siempre, sólo espero no convertirme en uno y tampoco vivir para alimentarlo.
Corre el año 2007, de la Era de Acuario, por lo que abundan las cabezas de pescado, los jurel tipo salmón, los pulpos y las ballenas que se creen sirenas. Aunque no todo es un mar de desesperanzas, también se puede ver de vez en cuando, y de cuando en vez, algún delfín desorientado, un caballito de mar sin jinete, hasta alguna que otra juguetona y distraída langosta, colorina y curiosa, entre barcos viejos que aun sueñan con navegar.
Los más abundantes son los tiburones y las sardinas. Los escualos depredadores han logrado hacer del mar su reino absoluto, y las sardinas, en grandes cardúmenes, son alimento y servidumbre a la vez. Incluso una gordita y bonachona sardina, por mayoría de votos, aparece como la Primera Pez de la Mar, eso tiene a las otras convencidas de que ellas mandan, sin embargo esta sardina renegada es más tiburón que aquellos que con su aleta filosa se pasean por palacio. Aunque peces son casi todos, a muchos les faltan agallas para decir lo indecible, de ese modo este mar que tranquilo nos traga sigue tan oscuro y maloliente como cuando lo regía el viejo Pulpo Verde y sus hordas de anguilas eléctricas y barracudas de cuatro estrellas.
Así se vive en este mar pequeño, que por razones geográficas está unido a otros mares vecinos, algunos también con sus tiburones y sus sardinas, aunque mucho menos oscuro y con el agua cada vez más transparente, de hecho es más fácil ver allí especies marinas que en este mar nuestro ya están extintas.
Eso sí, cabe señalar que quien en realidad lleva la batuta sobre casi todos estos mares y laguitos es el Sapo Tonto del Norte, un anfibio retrasado y disléxico que se hizo dueño de las aguas de una manera extraña y poco clara, sin embargo tiene a su favor que es hijo de otro Sapo que en algún tiempo ostentó cargo similar, con sus diferencias pero siempre a la manera de los Pantanos Unidos, que es donde viven y desde donde gobiernan las aguas.
Pero algo está ocurriendo en las profundas y tibias aguas de los trópicos centrales. Ciertas especies de sardinas, muy calladamente, están tomando control de sus arrecifes y empujando a los tiburones fuera de sus aguas, a veces con el conocido sacrificio de ver devorados a muchos de sus hermanos y hermanas. Tienen el ejemplo que les llega de la Atlántida, una Isla donde el mar es distinto, donde los peces no tienen miedo de los tiburones, donde cada especie se relaciona con las otras en igualdad nunca en superioridad. Y vaya que les cuesta vivir en Atlántida, ya que el Sapo Tonto del Norte tiene una muralla de algas venenosas rodeando la Isla y es muy difícil llegar a ella y siempre hay tiburones tentando a los peces atlantes con hermosos y coloridos artificios para atraerlos a sus fauces. Así y todo esta Isla sigue dando señales de que es posible Otro Mar.
Así entonces se abre otra puerta en el lecho marino, y surge un Pez Gordo y Moreno, un nacido en esa profundidad, y les da aguas nuevas a su mar, levanta sus aletas y se le ven las agallas, rojas y grandes, entonces tiembla el Sapo Tonto del Norte, que por este tiempo anda encaprichado con unos mares de Oriente medio, y corre la voz por los mares del sur, las sardinas se organizan, se suman anchoas y camarones, anchovetas y surubíes, toninas y delfines... y ya nada los detiene. El mar comenzó a hervir con la agitación, los tiburones se juntan y planifican estrategias para terminar con estas nuevas aguas. El Sapo Tonto del Norte sale de gira y soborna a los dirigentes de los mares, pero no puede hacerlo con los peces que allí viven y siempre lo reciben con grandes algas multicolores que tienen pintadas, con tinta de pulpos caribeños, ¡Fuera Sapo! ¡Sapo Go Home!...
La Era de Acuario será realmente una época de aguas muy movidas, necesaria y trascendental. No les voy a contar que pasa al final, porque no lo sé y aun se está escribiendo. Además todavía quedan tiburones escondidos en las rocas, aun hay sardinas que se creen mejores que otras y venden a sus hermanos. En fin, lo que sí les puedo decir es que el mar se ve distinto, no el nuestro que sigue siendo el más oscuro y turbulento de todos los del Sur, sino aquel mar que viene acercándose. Ojalá que cuando pase por nuestro lado podamos sumarnos a sus aguas y crear este gran océano que soñamos. Ojalá.
Yo sé que tiburones habrán siempre, sólo espero no convertirme en uno y tampoco vivir para alimentarlo.
Mientras tanto sigo nadando contra la corriente.