martes, junio 19, 2007

TRIBUTO MALKIANO



La partida de un amigo
Escrito a la amistad y la memoria de Javier Chávez Rivas,

fallecido la madrugada del 14 de junio de 2007, en Temuco, Chile

Hacía frío aquella tarde y llovía intermitentemente sobre Temuco, no era un día muy apropiado para andar por la calle o visitando conocidos, era más bien un día para quedarse en casa a ver pasar el tiempo con la esperanza de que mejore el clima, aunque sea por unas horas.
Mientras yo apuraba mis labores para volver luego a casa, uno de mis queridos amigos entraba a recorrer el largo pasillo de los moribundos. Una llamada de alerta y nos encontramos todos en el lugar donde Javier se debatía, a corazón abierto, entre ésta vida y la desconocida dimensión que viene tras la muerte física.
Horas de mucha angustia, pero sobretodo de mucha sorpresa… ¿Cómo puede ocurrir algo así? Tan repentino, si tan sólo un día atrás compartíamos una empanada y un dulzón vino navegado celebrando los 95 años de su partido. ¿Cómo puede ser tan macabra la causalidad de la existencia? Un día nos mira, nos elige y nos da su beso oscuro de muerte, y así, sin más explicación que la superstición de la vida nos deja solos, sin aquellos que amamos y nos aman.
Queda esa sensación dolorosa de que hubo mucho por decirnos y que ya no habrá tiempo ni espacios para hacerlo, queda el sufrimiento de recorrer los lugares donde su figura alta, sus pausas y su boina negra marcaban territorio.
Habrán momentos que vendrá a la memoria su palabra, porque aun en la discordancia de las opiniones, aun en el disentir de las ideas, aun incluso en el fragor de las acciones, su palabra era honesta y consecuente, fiel a su línea partidaria, fiel a su rol de dirigencia.
La amistad que nace en la búsqueda conjunta de un mundo nuevo, es una amistad eterna. Sin los gestos superficiales del adulamiento mutuo, sin el falso abrazo y el saludo forzado. Una amistad que no surge por la obligatoriedad del proceso, ni tampoco esa amistad interesada que busca en el otro el beneficio particular de la ganancia barata de dinero, poder o prebendas políticas.
Ahora no sé donde está su esencia elemental, pero no me incomoda el no saberlo ya que también yo cruzaré ese pasillo algún día, y allí se descubrirán y responderán las interrogantes que muchos se cuestionan perdiendo tiempo precioso que se podría destinar a engrandecer la existencia.
Yo sé donde está el Javier humano y militante, sé donde está su legado, sé donde está la palabra mil veces pronunciada por él: Revolución.
Ese Javier está en la memoria de todos, amigos y enemigos. Por mucho que su cuerpo haya partido, él no ha borrado su existencia en nosotros. Está en los corazones de quienes le aman, como hermano, como pareja, como amigo y, en los últimos años, como padre nuevo, condición que llenaba su vida, y así siempre nos lo hizo saber, en muchas tertulias, y reuniones de amistad.
Las paredes de mi casa le conocieron, mis hijas le conocieron, mi corazón le quiso y mi consecuencia lo respetaba. Eran muchísimas más nuestras coincidencias que lo que podría dividirnos.
Del Javier militante, dirigente y político han hablado y hablarán otros, unos con más convicción otros con menos, pero así es esta existencia, diversa. Yo les hablé de mi amigo, y del dolor de su partida, pero es un dolor mío, egoísta e íntimo, un dolor humano legítimo y necesario. Sin embargo no prolongaré en el tiempo la tristeza para no entorpecer su viaje con amarras de pertenencia a mi egoísta deseo de que esté aquí con nosotros. Haré perdurable su recuerdo en lo alegre, en lo enamorado que él estaba, de su partido y de su compañera. Haré perdurable el recuerdo de las victorias conseguidas, de las anécdotas y las humoradas. Así tendrá él mucha más fuerza, mucha más paz y mucha más alegría para el camino nuevo que ha iniciado hacia, quizás, otros infinitos mundos.
Javier Chávez Rivas, en el final del otoño, cuando ya los árboles de la plaza pinto están desnudos tú has abandonado este bosque de amigos y compañeros, esta arboleda de personas que ahora agregarán tu nombre a las consignas de lucha.
Te recordarán como se recuerda a tantos compañeros y compañeras, más de alguien, pasado un tiempo, no gritará tu nombre, nada obliga a hacer mártires a cada compañero caído.
Pero los amigos se recuerdan siempre, y nunca se les dice adiós, porque siempre esperamos volver a encontrarnos, así que no hay despedida, tan sólo el fortuito ritual de preservar tu cuerpo, de dejar establecido un sitio donde venir a canalizar diálogos etéreos con tu recuerdo.
No hay despedida amigo, ya que espero volver a encontrarte, allí me dirás lo que haz hecho y yo te contaré si se terminó la tarea que tu dejaste.
Javier, si te encuentras con Allende, dile que a pesar de lo que se pudiese creer, aquí algunos no lo hemos olvidado.
Amigo, hasta pronto.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado amigo, mi corazón está sangrando; pero quiero que sepa que he leído muchas veces sus palabras, es uno de los homenajes mas hermosos. Sólo espero ser capaz, que seamos capaces, de seguir la senda de unidad y lucha que Javier ha marcado, hasta la victoria final.
Magaly Teillier.

Anónimo dijo...

pareciera que tuvieras corazón, sabes disimular bien

Anónimo dijo...

Querida Maglay, me conmovió mucho lo desgarrador de tu pena, solo te puedo decir que tienes el privilegio de haber amado tanto y más aún haber amado a un grande, tan grande como tu.

Anónimo dijo...

Osvaldo Romo

Señor Director:

El odio, el error, la maldad, la injusticia, el abuso y la brutalidad de un régimen como el de la Unidad Popular dirigido por Salvador Allende Gossens contra el orden establecido amparando y promoviendo toda forma de violencia y organización subversiva contra el país y los ciudadanos, encontró en Osvaldo Romo su inmisericorde castigador.

Para Osvaldo Romo mi sencillo homenaje póstumo y gratitud.

Roberto Iturra V.