jueves, marzo 14, 2013

El nuevo “Pastor”, opinión de un Oveja Negra.


Que bien representa la denominación de “Pastor” para quien tiene a su cargo el control y posterior sacrificio de millones de sumisos y resignados “corderos”.

Un Pastor es quien se  preocupa y cuida de un rebaño o manada de animales, que por su carencia de inteligencia y sentido de la independencia de vida, se somete a todas las acciones que el Pastor ejecute en ellos. Y el Pastor realiza su trabajo no por el bienestar propio de los animales, o por un sentido de amor incondicional hacia esa otra “especie”, sino porque ese rebaño es el que le entrega los beneficios y regalías que él estima merecer. Es así que los vende a quien le ofrezca mejor precio, se alimenta de ellos, los sacrifica y comercializa sus restos, los castiga a golpes, e incluso se aprovecha de ellos para dar rienda suelta a sus perversiones. Y por si fuese poco, se ayuda de otros animales, como perros y/o caballos, para mantenerlos en el rebaño, sumisos y obedientes. Por eso se les llama “corderos” u “ovejas”, ya que es la especie con la cual se cometen las mayores aberraciones y la que ofrece mayor sumisión a sus pastores.

Este concepto ganadero no es muy distinto del que hemos visto en los “Pastores” de las instituciones religiosas, especialmente la católica (apostólica y romana). 
A través de la reciente historia (siglo XX e inicios del XXI) la cantidad de hechos denunciados de abusos, sexuales y económicos, de “pastores” sobre sus “rebaños” evidencia la constante corrupción del sentido de “guía espiritual” de sacerdotes, y a mayor grado de autoridad mayor es el grado de perversidad y criminalidad. Pareciera que para ascender en la curia eclesial los méritos se miden según lo perverso que se llega a ser.
Y cómo las Iglesias son por lo general organizaciones cerradas, herméticas, con códigos secretos, poseen redes de protección y autoayuda increíblemente poderosas. Pero lo peor de todo, y quizás lo que principalmente sostiene esta aberración, es que el “Rebaño” cree a ciegas lo que su pastor les dice, y así van en fila y sonrientes hacia el matadero.

Da escalofríos ver a millones de personas pendientes de conocer al nuevo carnicero. A globalizados medios de comunicación buscando antecedentes, que justifiquen y eleven hasta el grado de santidad, de quien ejercerá el poder criminal de una institución que horada profundamente la existencia de una humanidad libre, evolucionada, diversa y sana. Así ha sido y, al parecer, así seguirá siendo nuestra historia. Todo avance hacia el desarrollo integral del ser humano está  siempre interrumpido, cuestionado y hasta destruido por la Iglesia.
Que quede claro que no es un cuestionamiento sobre la existencia o no de Dios, ese no es el tema, ni me interesa tratarlo. Aquí hablamos  de la institución que administra la Fé, de quienes se autoproclaman representantes e interlocutores válidos de un Dios, de quienes promueven un modelo de servilismo y obediencia ciega hacia ellos y hacia su organización. Y aquí entran TODAS las iglesias del mundo, no sólo la católica. TODAS.

Ahora ya ha terminado la espera para las ovejas y corderos, tienen un nuevo “Pastor” que les hará creer que vivir en corrales, ser sacrificadas, abusadas, vendidas y corrompidas en su esencia es un “deber ante Dios” y que la recompensa les llegará en “otra vida”. ¿Por qué no se mueren ellos y se van hacia esa otra vida tan maravillosa y exquisita que promueven? Son como los antiguos vendedores de jarabes y medicinas que alababan sus productos pero que nunca los tomaban, pues sabían en el fondo que sólo eran engaños para enriquecerse.

Los Corderos ya tienen a su “Pastor”, que siempre han sido lobos con piel de oveja, y que esta vez resulta ser un vecino nuestro. Lo siento por ellos, por la Presidenta de ese país, a quien estimo y valoro. Ella deberá enfrentar a un, no tan nuevo pero sí más poderoso, enemigo y que pondrá en serios aprietos el desarrollo de una unidad latinoamericana que está en evidente gestación.

Para los que no estamos en el rebaño tampoco será fácil, pues deberemos lidiar con tanta oveja ciega y sorda que se cruzará en nuestro camino poniendo trabas a la evolución y al desarrollo integral de una sociedad justa, solidaria e inclusiva. Estos hechos me confirman cada vez, y es una opinión muy personal, que ese tal Dios no existe, pues si El fuese como dicen que es, entonces algo anda mal porque quienes lo representan están hace siglos atornillando al revés.

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