miércoles, febrero 25, 2009

SER ABUELO... otra vez, y a mis treinta y quince-


La primera vez pensaba que ser abuelo era la antesala de la vejeztud. El inicio del descenso y la curvatura de mi espalda. Y las bromas y comentarios de mis amigos reforzaba esa nueva y desconocida condición etárea, social e íntima.
Y para sorpresa mia, la llegada de mi nieta Antonia, primogenita de mi hija Liezen, redescubrió un mundo nuevo en este universo que es la familia. al parecer me legó más juventud pues con ella comencé a jugar nuevamente, a inventar bromas, a disfrazarme y correr por la casa persiguiendo juguetes. Me hice más fuerte tanto levantarla y caminar con ella. Dejé de lado hábitos como el fumar en casa o comer a deshora, me volvieron las ganas de leer cuentos y pasear de dia. Con ella redescubrí la importancia de ver el sol, la lluvia y los árboles. En cierto modo rejuvenecí al hacerme abuelo.
Ella regresó a su casa en Antofagasta, ese paisaje árido y hermoso donde el mar besa al desierto y los bosques sólo se ven en libros y fotos de calendario. Y su ausencia me ha envejecido, quizás es en la ausencia de los nietos donde surge el sentimiento de "ser abuelo", con ellos uno se vuelve cómplice, partner, secuaz, amigo, protector y encubridor de travesuras.

Ahora es mi hija menor, Raisa, la que está a las puertas de la maternidad. Ya ha cumplido las semanas reglamentarias y el bebé, que según la tecnología ya sabemos que es un varón, está desde anoche pujando por salir. Seré abuelo por segunda vez, pero ya no me inquieta el subliminal mensaje de senectud que implica el apelativo de "Tata", al contrario, creo que me alegra saber que llega para mi un nuevo amiguito con quien jugar y planear la conquista del mundo. Total, es tarea de los padres el criar, de los abuelos es el arte de malcriar. Un privilegio que me he ganado por el amor que siento hacia mis hijas, hermoso y sagrado tesoro que trasciende mi presente.

Seré abuelo, y por segunda vez y a mis treinta y quince... y estoy feliz.

1 comentario:

Antonia Micaela dijo...

Felicidades abuelo. ¿Cómo que treinta y quince?
La vida sigue su curso... a pesar de los pesares, y viene sangre nueva. Bendiciones.