El éxito está en las personas, no en los recursos.
Una “collera” que salva el honor
de las instituciones de cultura
Para quienes hemos estado, de una u otra manera, vinculados a los ámbitos del arte y la cultura, así como a la política y sus desvaríos y amoríos con el poder, siempre nos ha parecido que las áreas destinadas a lo artístico y cultural son las crías malqueridas del gobierno, que por estos años ha sido una Madre tan llena de contradicciones y equívocos, pero eso es harina para otros panes.
La Novena Región, mal llamada Araucanía, centro del patrimonio cultural que tanto alardean los nacionalistas: “Sangre araucana”, “fiereza mapuche”… etc., pero que menosprecian y rechazan en sus originarios exponentes, es una tierra donde brota sin que requiera siembra especial la poesía, el canto, la palabra, el color y el sonido. Así lo sintió alguna vez Neruda, Tellier, Selva Saavedra, y otros ya emigrados a planos mejores, espero. Y también algunos más contemporáneos como Chihuailaf, Aillapan, Huenún, Eytel, y otros que siguen, subterráneamente algunos, descifrando en palabras los versos cósmicos de la Ñuke Mapu.
Pero también es una tierra de explotación desmedida, de envidia desenfrenada y donde se aplica mucho el “¿cómo te cago?” como forma de ver al otro, aunque sea al amigo o amiga… la búsqueda del máximo beneficio con el mínimo costo y si tiene mucho costo que lo pague otro… quienes hemos llegado desde lejos a habitar por aquí nos ha sorprendido ese “modus operandi” de muchos hijos e hijas de estos lares, especialmente en Temuco, capital que crece en cemento y se achica en humanidad.
Pero no todo es tan deprimentemente negativo… no sólo oscuridad persiste por aquí. Y ciertos claros asoman de vez en cuando preservando la fe de que es posible la construcción de un mundo mejor… y esos claros comienzan siempre naciendo en el corazón de las personas, si no hay respaldo en el alma de nuestras acciones entonces no tendrán ni validez ni sustento. Entre tanto Mall, multitienda, puntos más puntos menos, aparecen los destellos.
Así fue como el fin de semana del 1 y 2 de Marzo un antiguo destello, alojado desde hace mucho en algunas personas, se convirtió en un resplandor enorme, que incluso hasta encegueció por su brillo y su fuerza. Se trató de la ejecución del programa ACCESO a Isla Mocha, una iniciativa del Consejo Nacional de Cultura y las Artes de las regiones octava y novena, señalando eso sí que la propuesta y el peso mayor de la producción estuvo aquí, en la gente del Consejo de la Araucanía. ¿Y por qué hablo de resplandor? Bueno, sencillamente porque dio luz a una gran oscuridad interior… la falta de credibilidad en las instituciones.
Ver el nivel de coordinación y gestión que generó esta iniciativa, así como la energía desplegada por la gente del Consejo regional fue dando anticipos de que se está moviendo la máquina… anteriormente tuvimos una participación similar con lo que fuera el Programa SISMO, pero a pesar de lo rescatable de lo hecho siguió siendo muy “institucional”, muy panfletario. Pero esta vez se respiraba otra cosa.
Sin ahondar en los detalles de lo realizado en esa jornada donde la música, el teatro de títeres, los cuentacuentos, las canciones y ritmos alegres, el folclor, llenó a la comunidad de Isla Mocha de humanidad. Voy a señalar que lo que descubrimos los artistas, pido disculpas por autocalificarme de tal lo hago sólo como denominativo concepto, lo que se nos reveló en esta jornada de intervención cultural fue que por fin en la araucanía se ha formado una “collera”, hablando como sureño, que sabe lo que hace y más aún lo hacen bien. Y no es este un texto adulador ni lameculos, menos un pago bajo cuerda, ya que nada les debo ni nada me deben, todo ha sido dar y recibir con honestidad y transparencia, y no estoy tampoco presentando fondarts o similares iniciativas burocráticas. Estoy reconociendo públicamente que existe coherencia y voluntad de construir cultura, de construir arte, ¡¡ de hacer patria mierda !!… pero no esa patria barata y fascista de fronteras y banderas, de lo tuyo y lo mío separados, de lo in y lo out… hablo de la Patria de lo Nuestro, de lo que nos une… hablo del esfuerzo que significa amar la realidad que se construye, de no creerse el cuento de que ser “autoridad” es sinónimo de mandar, cuando en realidad es sinónimo de servir.
Así se vio y se ve en esta collera de funcionarios públicos formada por René Inostroza y Hugo Alyster. Independientemente de sus cargos y sus jerarquía internas, ellos han sabido sacar adelante una institución que había dejado mucho que desear. Una institución casi tan cuestionada como Chiledeportes, con menos millones pero con igual desconfianza. Y en esta región donde prima el “¿cómo te cago?”, yo salgo a la defensa previa de estos señores. Aquí hay coherencia, hay sentido de lo impostergable, hay voluntad de construir país desde la gente. No importa si tienen que nombrar, por obligaciones de contrato, cien veces el nombre de la gordis. Los que sabemos dónde se cuecen las habas, y sabemos quién las sembró, las peló y las echó a cocer… sabemos también quiénes son realmente los imprescindibles, lo demás es pan y circo.
Isla Mocha quedó nuevamente sola frente al continente, pero su historia se alteró esos ideas, y la memoria colectiva de los isleños aumentó en imágenes y sonidos, sus corazones palpitaron distinto de tanto reir y emocionarse, y nosotros volvimos llenos de Mocha, llenos gratitud y resueltos a volver. Y esta collera también quedó deslumbrada con lo hecho, y ya se está pensando en otras islas, no sólo rodeadas de agua, sino también rodeadas de tristeza, soledad, consumismo y egoísmo. Hay aun mucha gente a la que no hemos tenido ACCESO.
Que la luz no se apague.
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