lunes, enero 08, 2007

CRONICA MALKIANA 29


BESAME MUCHO
La sobredosis
de tus labios

Era una tormenta de besos la que invadió ese día la hermosa fiesta de cumpleaños. De pronto, y sin previo aviso, comenzamos a besarnos libremente, sin timideces, como quien se da un apretón de manos, llegaban como suaves y húmedos abrazos, y colectivamente los labios fueron encontrándose. Besos sin miedo, sin pudor, sin otra intención más que besar y ser besados.
Y aunque algunos de los invitados, asombrados por tal irreverencia, se resistieron inicialmente al beso tuyo no pudieron sostenerse en las ansias y soltaron sus amarres para dejarse atrapar en la húmeda celda de tu boca, que es a fin de cuentas un cálido refugio para el que ansía la paz de un tierno beso.
Luego vino la calma, las risas y el baile. La tormenta nos dejó más libres y mas desinhibidos a algunos, a otros les quedó esa sensación íntima de la adicción premeditada y forzaron muchas veces el regreso de la tormenta, pero tú no eres prisionera de las pasiones ajenas, tampoco estás para complacer. Tú eres libre, tú decides cuando besar, tú te regocijas en ti misma y te entregas sólo cuando quien te recibe es tan libre y transparente como tú.
Y la fiesta siguió, y en rincones apartados algunos saciaron su sed en otros labios, y fueron calmando las ansias. Otros sencillamente miraban y reian disfrutando de las irreverencias y las humoradas. El alcohol ya estaba haciendo lo suyo, aumentando los receptores del placer y exacerbando las ganas de la piel.
Pero tus besos no entran en ese juego. Tu boca deja abierta la puerta del deseo pero no es el deseo mismo, sino sólo su provocadora, la que destapa la caja de Pandora que cada uno lleva dentro. Como una anfitriona en bacanal griega das la partida al desborde, y te ubicas después a ver cómo se multiplica el ansia. Algunos siguen el libre y cálido camino del placer voluntario. Otros se desesperan forzando el beso, forzando la caricia, traicionando la libertad del otro. Y tú observas y vas adivinando quién es libre de amar y quien es esclavo del amor. Y de vez en cuando vuelves a derramar furtivos besos y cálidos abrazos, como para que no decaiga la fiesta.
Luego te retiras, y nos vamos contigo algunos de tus cercanos. La fiesta siguió, los besos quedaron y se multiplicaron, se desataron y se rompieron las inhibiciones, los códigos de la amistad se extraviaron, se embriagó el beso y su borrachera cambió su sentido.
Pero tú ya no estabas, caminabas con nosotros y reíamos de la vida y de las circunstancias, y la amanecida temuquense de enero nos sorprendió caminando por Santa Rosa.

Nos despedimos todos con un beso, como debe ser ante ti.

Augurando que pronto podría ser... tormenta otra vez.



A Ximena...















































2 comentarios:

caoz dijo...

peazo e fiesta parece...... =)

Anónimo dijo...

Ay, mi besadora amiga,bien vales cada hermosa palabra,porque en ti se conjugan todas las musas. Cuanto te debemos socia ilustre de la libertad.
Abrazos desde el Valle.