domingo, abril 08, 2012

FUERZAS DEMENCIALES


Todo régimen autoritario, o cuyo sustento de gobernabilidad esté basado en la Fuerza más que en la Razón, tiene necesariamente un contingente de apoyo y acción efectiva que resalta, principalmente, por la violencia desmedida y la impunidad otorgada a sus actos criminales contra quienes, de una forma u otra, manifiestan el descontento contra quienes debiesen mantenernos contentos.

Paradojas de la historia humana esto de que la Democracia nos permite elegir a quienes se convertirá en nuestros opresores. Al menos en Chile así ocurre, incluso desde el más piñuflo Dirigente Vecinal al más aristocrático Presidente, podemos encontrar sujetos, y sujetas, que una vez investidos de poder (y desvestidos de moral) se auto convencen que a partir de ese momento son superiores a quienes le eligieron y por lo tanto ellos deben total y absoluta sumisión a su presencia y decisiones.

Es como si al elegir el administrador de nuestro fundo, éste se creyera mejor que nosotros y terminara vendiendo la tierra, gastándose la plata y finalmente nos deja en la ruina... mmm, parece que algo así ha estado pasando por este territorio.

Volviendo al tema, recuerdo que ya en la Edad Media los señores feudales tenían sus propios ejércitos que usaban no sólo para las frecuentes guerras y batallas menores, sino que además se usaban para mantener a los “villanos” (habitantes de las Villas que conformaban el territorio del feudo) ordenados y con el pago de los impuestos al día. Incluso esas “fuerzas” eran usadas para hacer valer el “derecho a pernada” del soberano sobre las doncellas, que antes de casarse eran obligadas a una “previa” con el “Señor de la Comarca”. En todo caso por aquí en Chile, que tanto nos gusta imitar a otros, también se daba esa fornicante costumbre. Especialmente en los fundos (suena como a Feudo) donde el Patrón mandaba hasta en las entrepiernas de sus campesinas, y para ello contaba con su propia “Tropa de Huasos” que a punta de rebenque hacían valer los deseos de este criollo Señor.

A gran escala, todos los gobiernos, regímenes, dictaduras y gobiernillos han tenido, y tienen, estos grupos organizados que bien podrían llamarse “Asociaciones Lícitas para Delinquir”. Los Estados Unidos de Norteamérica tienen a su CIA, los soviéticos tuvieron a su KGB, los israelitas al MOSSAD, los Alemanes de Hitler a la GESTAPO, Inglaterra tiene a su M-15... y Chile, nuestro piñuflo y copión estado ha tenido también sus grupitos de “inteligencia”, raro apelativo para funcionarios que destacan por carecer de ella. En fin, nuestra reciente historia nos señala que con la venia y divina voluntad de aquel generalillo tirado a bananero dictador se creo una organización macabra y esquizoide llamada DINA, de la cual no escribiré porque no merecen más que estos 55 caracteres. Luego llegó la CNI, a la que tuve el “placer” de conocer en sus “cómodas oficinas” de calle República en Santiago. Y cuando se acabó el largo turno de este generalillo, todos esperábamos que nunca más se sabría de organismos de este tipo en Chile, pero no fue así. Apareció “La Oficina”, hasta el nombre es rasca, que no era otra cosa que un buffet de delatores y acusetes de poca monta. Luego se perfeccionaron y apareció la ANI, que no es una mina rica llamada Anita, sino una bien fea, mala y tonta institución de gobierno destinada al sapeo de los ciudadanos y a “prevenir” bochornos para el gobierno “democráticamente” elegido.

Pero lo que más ha sobresalido en estos últimos 15 años es el rol y el protagonismo de una institución que siempre fue segundona y de apoyo a los organismos antes señalados en nuestro país. Me refiero a Carabineros de Chile, quienes primero crearon su “grupo antimotines”, después, y al cabo de ver varios capítulos de la serie gringa SWAT, crearon la versión “shilena” y la llamaron GOPE (¿no sé porqué le eliminaron la “L”?, debieron haberse llamado GOLPE que era lo que más hacían). Y no me vengan con eso de que prestan un servicio al país en época de catástrofe, porque fácilmente se haría lo mismo si nuestra Defensa Civil tuviese los recursos y medios que tienen estos rambos sudakas.
Pero no todo queda allí. La constante evolución del descontento social, que es reflejo de la constante involución del desempeño y gobernabilidad de nuestros dirigentes hizo que del GOPE pasáramos a las “Fuerzas Especiales”, y cuyo desempeño, metodología y criminales resultados hasta ahora conocidos (sin mencionar los desconocidos, que son bastantes y sólo circulan en las sombras) hacen que sean mejor conocidas como las “Fuerzas Demenciales”.

Quienes hemos sido testigos y víctimas del accionar de estos seres sabemos que no es posible que un ser humano, racional y social, que después de un período normal de formación educacional, religiosa, cultural y familiar, termino en un sujeto altamente agresivo, de escasa capacidad de raciocinio y con cero respeto por la dignidad y el valor de otro ser humano. Es de esa manera que se justifica que sean “Especiales”, y en este caso lo especial no es sinónimo de “mejor”, ni siquiera de “diferente”, sino de “peor”, de “negativo”... recuerdo cuando antes a las personas con deficiencias mentales se les llamaba “especiales”. Afortunadamente se ha demostrado que no son especiales sino diferentes.

Mi último encuentro cara a cara con uno de estos “especiales” me aportó datos muy interesantes: Tienen los ojos brillosos característicos de estar bajo algún alcaloide o psicotrópico; tienen un olor ácido y fuerte generado por estar horas bajo esa armadura que les cubre hasta la voluntad propia; responden sólo con monosílabos, propio de mentes alteradas y anuladas en su proceso cognitivo; reaccionan con movimientos tensos y rígidos, producidos por el alcaloide y por la armadura. Definitivamente no son humanos, son literalmente “Fuerzas Demenciales”, es decir seres en actitud demencial (psiquiátricamente un “demente” es un ser que ha extraviado su mente y deambula en un estado ajeno).

¿Quién es responsable de esto? Bueno, de alguna forma nosotros mismos, ya que permitimos que quienes hemos elegido como gobernantes promuevan, fomenten, financien, respalden y, por sobretodo, protejan a estos grupos “institucionales”. Y si consideramos que el Ministro del Interior, responsable directo de ellos, es tan “especial” como estos funcionarios, entonces no hay mucho que decir, salvo que más temprano que tarde la tortilla se vuelca... Y ya cayó uno, que pena que tenga que ser así.

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