miércoles, abril 29, 2009

Jorge Arrate ratifica el viraje hacia la Socialdemocracia de la izquierda chilena.


Muy ajenos a los sentimientos progresistas y revolucionarios de la base popular de izquierda, las cúpulas partidarias del actual Juntos Podemos Mas, constituido por el Partido Comunista, el Partido Humanista, la Izquierda Cristiana y otras organizaciones sociales no partidistas, han ratificado mediante acuerdos internos y pactos privados su decisión de transar los principios originales del acuerdo unitario generado inicialmente en el Pacto Juntos Podemos del año 2005.
En aquellos años se veía posible una fuerza de izquierda antineoliberal que diera real chance de cambio al sistema sociopolítico que venía instaurándose con fuerza en Chile desde los años de la dictadura militar. La construcción de una propuesta de gobierno sólida y consecuente con las bases fundacionales de la izquierda chilena, que llevaba en sí misma el legado revolucionario de Salvador Allende y el sueño de tantos mártires caídos por defender los valores y principios de una sociedad justa y libertaria, hizo que una inmensa mayoría silenciosa se sumara a este nuevo bloque político. Así creció el Juntos Podemos aglutinando a sectores antaño divergentes y que ahora dejaban de lado sus diferencias y se comprometían a trabajar por aquellas cosas que nos hacían semejantes.
Después de la primera vuelta, en las elecciones del 2006, vino el desenmascaramiento de los dirigentes cupulares. Los más consecuentes llamaron a anular el voto en segunda vuelta en concordancia con el planteamiento de la campaña, si habíamos estado diciendo que tanto la Concertación como la Derecha eran “más de lo mismo” no podíamos ahora aparecer apoyando a uno de ellos. Sin embargo el Partido Comunista, por instrucción de su dirigencia, decidió darle el voto a la Concertación. Un voto según ellos condicionado al cumplimiento de ciertas reformas sociales y políticas, el sistema binominal entre ellas. las cuales hasta el día de hoy no se han cumplido demostrando por un lado la ingenuidad de los comunistas en creerle a la Concertación y por otro lado la total falta de interés y compromiso social por parte del conglomerado oficialista.
Ese descalabro generó una crisis al interior del Juntos Podemos que hizo desaparecer las esperanzas de una fuerza potente que hiciera oposición desde la izquierda. La mayoría de los militantes se replegó con la sensación amarga de haber sido, nuevamente, traicionados. Y así pasaron los años donde se perdieron importantes dirigentes en municipios y concejalías debido a la fuga de confianzas que generó el mezquino proceder de las cúpulas partidarias, en especial las del Partido Comunista.
Ahora, con motivo de las próximas elecciones, se volvieron a reunir los dirigentes de la escuálida izquierda chilena y reformularon el Pacto Juntos Podemos Más. Los Partidos Comunista y Humanista liderando esta conjunción de intereses llevaron hasta el máximo posible su evidente intención de ingresar al sistema político actual dejando de lado aquellos principios fundacionales de la Izquierda chilena. De este nuevo panorama se aprovecharon algunos políticos tradicionales de la Concertación que al ver pocas posibilidades de seguir parasitando desde allí del Estado chileno se autonombraron “disidentes o díscolos” y salieron de sus filas partidarias para buscar en el Juntos Podemos una nueva alternativa para sus intereses de poder.
Así llegó Jorge Arrate a ser considerado posible candidato presidencial. Un personaje que fue Ministro y Parlamentario. Que desde los inicios del gobierno post dictadura ha sido cómplice de la imposición del modelo neoliberal en Chile. Fue el gran facilitador para privatizar la educación chilena, algo muy lejano a los postulados de Allende a quien dice representar. Arrate es un político muy capacitado en las maniobras de división y cercenamiento de ideas socialistas. De hecho es considerado responsable del múltiple fraccionamiento del bloque socialista.
Pero no es Arrate la causa principal de este viraje de la Izquierda chilena. Ya se estaba viendo este camino oscuro hace tiempo. El Partido Comunista, en abiertas y poco honorables actitudes pro concertacionistas entorpeció notoriamente el desarrollo del movimiento secundario al intervenir en los dirigentes juveniles comunistas que lideraban las reivindicaciones, sacándolos de la lucha y dejando descabezada gran parte de la organización. Del mismo modo le puso freno a las movilizaciones de los trabajadores interviniendo en la Central Única de Trabajadores politizando el trabajo sindical y dejando a medio camino el desarrollo de las movilizaciones laborales, todo con la finalidad de no hacer demasiadas olitas en las aguas de la Concertación. Lo que sin lugar a dudas le ha traido beneficios tanto económicos como políticos ya que varios de sus dirigentes han ocupado puestos de relevancia en el gobierno.
A este panorama se sumó el Partido Humanista, con una directiva altamente cuestionada por sus bases a causa de la forma poco democrática y transparente en que desarrollan sus acciones internas. Con elecciones donde abundan las denuncias por irregularidades y con dirigentes que “inflaron” sus cifras para acceder a cargos dirigenciales al interior del conglomerados.
Así llegaron a la batalla por las primarias presidenciales, con tres candidatos de fuerte peso en la izquierda: Tomás Hirsch (PH), Guillermo Tellier (PC) y Jorge Arrate (PS).
Mucho antes de la fecha de las elecciones internas, ya se había filtrado a las bases el acuerdo secreto de las cúpulas de dejar a arrate como candidato único. Eso generó que un interesado en sumarse al Juntos Podemos Más, el Senador Navarro manifestar su oposición a este mecanismo poco democrático y poco transparente de designación. El resultado fue sencillamente que lo marginaran de la discusión, como si nunca hubiese existido la posibilidad de sumar fuerzas de izquierda.
Los Humanistas, que en las bases apoyaban fuertemente a Hirsch, entraron en el juego de los acuerdos y los pactos y en ese entramado de trucos perdieron el rumbo dejando que el PC guiara sus pasos. Aparece entonces desde ese ámbito la tentación del cupo parlamentario, y en reuniones secretas la Concertación ofrece un acuerdo electoral donde por la vía de la “omisión” se da la posibilidad al PC y al PH de obtener diputaciones. Y ambos caen redonditos. Se cierra el acuerdo y sólo falta definir cómo se hará para apoyar a la concertacionista Eduardo Frei en la votación de segunda vuelta. La decisión se toma a puertas cerradas, Hirsch no puede ser candidato porque es abiertamente opositor a la Concertación, tampoco Tellier por tener el sello comunista en su carnet de militancia, queda entonces Arrate, el único que puede llevar el voto de izquierda hacia la centro derecha. Y el mecanismo de elección se hace aún más fácil. Horas antes de la votación final, Guillermo Tellier decide bajar su candidatura y le entrega el respaldo del PC a Jorge Arrate, el recién llegado, dejando atrás al aliado de siempre el PH. De ese modo el abanderado socialdemócrata Jorge Arrate es proclamado Candidato único de la “Izquierda” chilena.
Los humanistas, con la vergüenza en la cara y la amargura en los corazones ven como una vez más han sido traicionados, al mismo tiempo que descubren que ellos también han traicionado a sus bases y ahora están pagando los costos por no haber escuchado a tiempo los avisos de advertencia.
El Juntos Podemos entrará a la contienda electoral con un discurso sin validez moral, hablarán contra el modelo neoliberal y contra los más de 20 años de gobierno concertacionista pero sólo estarán haciendo pantalla para luego, en la segunda vuelta, llamar con decisión e hipocresía al voto a favor de Eduardo Frei, el ex presidente Demócrata Cristiano que inició el proceso de privatizaciones y generó las bases económicas para la actual desigualdad social. lo que la dictadura Pinochetista planificó e instauró a fuerza de sangre y metralla, la concertación lo reafirmó con la inocencia de un pueblo que creyó en eso de que “La Alegría ya viene”.
Ahora es la tristemente célebre izquierda chilena la que agrega su cuota de irresponsabilidad y se aleja del ejemplo revolucionario que llega desde Venezuela, desde Ecuador, desde El Salvador, desde Bolivia, desde Nuestramérica.
Ya se habla al interior de las bases militantes de una refundación política, de dejar solos a los dirigentes actuales y repensar el ser de izquierda hoy en Chile. Ya han surgido sendas cartas de repudio a lo sucedido en el Juntos Podemos Más, y se ha manifestado por todo Chile la abierta decisión de VOTAR NULO en todas las etapas del proceso eleccionario, primera y segunda vuelta.
Quienes ven en Arrate una alternativa de unidad de la izquierda chilena no han salido de la oficina cupular de sus partidos o simplemente siguen confundiendo con estrellas a las luces de neón.
La Alegría prometida hace más de 20 años nuevamente viene con retraso, esta vez sus propios hijos ilustres le han cerrado el paso.

Larry Malinarich V.
http://neohumanistas.ning.com/

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