EN EL NOMBRE
DEL HOMBRE
Y EN EL APELLIDO
DE LA REVOLUCION
Cuánto se ha escrito en tu nombre compañero, cuánto se ha dicho de la obra que has dirigido por tantos años, y cuánto más se seguirá diciendo y escribiendo, más allá de tu presencia y de tu mirada.
Pero así mismo se ha dicho en tu contra, y en contra del sueño realizado, se ha rebajado la grandeza de la historia para esconder los frutos dulces, que del árbol sembrado, han alimentado a miles, a cientos de miles, en la Isla, en el continente y en el mundo.
Y ahora, en que has decidido dejar a otros la tarea de conducir y pones nuevamente tus manos y tu voz al lado de los combatientes de primera línea. Ahora que has decidido que es tiempo de detenerse a observar como avanza cada día el pueblo libertario que inició su marcha contigo hace tantos años atrás. Ahora vuelven las voces sarnosas del imperialismo a cantar un desafinado canto de victoria absurda, como si tu decisión fuese un acto de ellos. Que se les pudra la lengua y que las gargantas virulentas se les cierren para enmudecerles, porque es más fuerte el grito de amor y entereza de las millones de cristalinas voces que se alzan en el nombre del Hombre, ¡FIDEL! Y en el apellido de la revolución ¡CASTRO!....
Desde Temuco, Chile… con la emoción de haber vivido en tus tiempos y con la esperanza de algún día caminar en tu tierra, nuestra tierra… el agradecimiento por lo hecho y lo dicho y por las tareas que nos dejas para hacer….
Hasta la victoria siempre Comandante…
Malkiano.
Cuánto se ha escrito en tu nombre compañero, cuánto se ha dicho de la obra que has dirigido por tantos años, y cuánto más se seguirá diciendo y escribiendo, más allá de tu presencia y de tu mirada.
Pero así mismo se ha dicho en tu contra, y en contra del sueño realizado, se ha rebajado la grandeza de la historia para esconder los frutos dulces, que del árbol sembrado, han alimentado a miles, a cientos de miles, en la Isla, en el continente y en el mundo.
Y ahora, en que has decidido dejar a otros la tarea de conducir y pones nuevamente tus manos y tu voz al lado de los combatientes de primera línea. Ahora que has decidido que es tiempo de detenerse a observar como avanza cada día el pueblo libertario que inició su marcha contigo hace tantos años atrás. Ahora vuelven las voces sarnosas del imperialismo a cantar un desafinado canto de victoria absurda, como si tu decisión fuese un acto de ellos. Que se les pudra la lengua y que las gargantas virulentas se les cierren para enmudecerles, porque es más fuerte el grito de amor y entereza de las millones de cristalinas voces que se alzan en el nombre del Hombre, ¡FIDEL! Y en el apellido de la revolución ¡CASTRO!....
Desde Temuco, Chile… con la emoción de haber vivido en tus tiempos y con la esperanza de algún día caminar en tu tierra, nuestra tierra… el agradecimiento por lo hecho y lo dicho y por las tareas que nos dejas para hacer….
Hasta la victoria siempre Comandante…
Malkiano.
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